top of page

Ataques ecologistas al Arte o el terrorismo de los idiotas I Nínive A.Buznego. Abogada y Filósofa




Por NÍNIVE ALONSO BUZNEGO. ABOGADA Y FILÓSOFA

Artículo publicado en los diarios EL COMERCIO, EL COMERCIO Digital y La Voz de Avilés (lunes 57 diciembre/ 2022)



Siempre he creído que hay cuatro lugares sagrados: las iglesias -incluso para los que somos ateos-, las bibliotecas, los yacimientos arqueológicos y los museos. Cuatro lugares donde prima el silencio, el recogimiento, la admiración, la reflexión profunda y filosófica, el aprendizaje, y el respeto por el otro que comparte el espacio.


Cuatro lugares que deben ser honrados por lo que significan, puesto que son inexorables constructores de la humanidad y su sentido, y respetados por lo que representan, la grandeza del ser humano como constructor de un ideario y un mundo que va más allá de la mera existencia básica, que supera a cualquier otro animal en la complejidad de su pensamiento y acción, su lenguaje religioso, artístico, plástico o literato y sus maravillosas construcciones.


Un ser humano que a pesar de sus caras oscuras, de sus fallos, de sus desastres medioambientales o no, de sus guerras, de sus errores, de sus fracasos como sociedad, es capaz de dejar todo eso fuera, dejarlo a un lado y admirarse: en una catedral de lo que han construido otros, en un biblioteca con lo que han escrito otros, en un yacimiento de otras civilizaciones y en un museo de lo que han creado otros autores que no son él.


Un ser humano que se para a pensar en algo mayor que el individuo mismo en un punto concreto social y circunstancial y sus legítimas o no reivindicaciones, es un ser humano que piensa en la grandeza de la humanidad con mayúsculas.


Quien es capaz de atacar eso, máxime como digo en un lugar sagrado, es todo lo contrario a un individuo imbuido por valores e ideas universales de mejora, presente la cara que presente o se venda como se venda.


Imaginemos los casos presentes de ataques a obras de arte que se apoyan en el pretexto del activismo por el cambio climático, no deja de ser un individuo que está destrozando parte de los pilares fundamentales de la sociedad y de la evolución, e independientemente que caiga o no la ley sobre sus actos, normalmente en estos casos de forma muy leve, es sin duda, el ejemplo del fracaso de esta moderna oleada de sociedad viral donde prima la rapidez, la ignorancia, la repercusión en redes sociales, y la última moda del último segundo sin ningún tipo de base argumentativa ni formación alguna.


Me pregunto ¿acaso no resultan ignorantes y absurdas estas actuaciones? Además de equivocar el tiro porque el Arte justamente no es el enemigo del medio ambiente, sino amigo de la reflexión y de la lucha ¡todo Arte es reivindicación! … pero para eso hay que saber de arte y para saber hay que estudiar, y no ser idiotas, que es como los griegos - ιδιωτης (idiotes)- llamaban a aquellos que no les interesaban los asuntos ni las cosas públicas y que sólo miraban para sí mismos.


Diferente sería si la reivindicación fuese constructiva, pero eso requeriría tiempo, proeza y pericia, y nada de eso tienen estas reivindicaciones, sino todo lo contrario: son efímeras, estúpidas y chapuceras.

Además de profundamente dañinas para la cultura y alimentar un gasto de limpieza, restauración y nueva seguridad que pagaremos todos porque ellos serán insolventes.


En definitiva, los ataques a las obras de arte en los museos de todo el mundo, son un tipo de terrorismo, la peor de las iconoclasias, aquella que guiada por el fanatismo irreflexivo y la ignorancia suprema es capaz de destrozar un patrimonio de todos, sin aportar nada a cambio.


¿Qué pasaría si les diese por grafitear el Coliseo con + 1.5 ° C ?


Nínive Alonso Buznego


 
 
 

1 commentaire


Jose Manuel
Jose Manuel
21 avr. 2024

Muchas gracias. Un lector gallego muy aficionado a las leyes la filosofía ...

J'aime

© 2024 by Nínive Alonso Buznego created with Wix.com

bottom of page